OSLO (Reuters) - La adolescente paquistaní Malala Yousafzai, disparada por los talibanes por negarse a abandonar la escuela, y el activista indio Kailash Satyarthi han recibido el miércoles el premio Nobel de la Paz después de dos días de celebración en honor a su trabajo a favor de los derechos de la infancia.
Malala se ha convertido, de lejos, en la premiada más joven, muy elogiada por su campaña global desde que recibió un disparo en la cabeza cuando viajaba en el autobús escolar en 2012.
Algunos grupos en Pakistán, no obstante, la han acusado de ser una marioneta de Occidente y de violar los principios del Islam.
"Cuento mi historia, no porque sea única, sino porque no lo es", dijo la joven de 17 años, que puso su nombre (Malala) tanto a su libro como a su fundación.
"Es la historia de muchas niñas", dijo Malala en el ayuntamiento de Oslo durante el aniversario de la muerte del empresario industrial sueco Alfred Nobel, que puso nombre a los premios.
Aunque el foco el miércoles se pone indudablemente en Oslo, los ganadores de los Nobel de Literatura, Química, Física, Medicina y Economía se reunían en Estocolmo, ya que recibirán sus galardones de manos del rey de Suecia más tarde.
Sayarthi, al que se le acredita haber salvado a cerca de 80.000 niños de la esclavitud, a veces en confrontaciones violentas, mantuvo un perfil modesto en Oslo e incluso admitió ser eclipsado por Malala, rodeada de admiradores.
"Perdí a dos de mis colegas", aseguró Satyarthi acerca de su trabajo. "Llevar el cadáver de un compañero que está luchando por la protección de los niños es algo que nunca olvidaré, incluso aunque me siente aquí para recibir el premio Nobel de la Paz".
Malala, que llegó a Noruega con amigos y jóvenes activistas de Pakistán, Siria y Nigeria, se reunió con miles de niños, recorrió las calles para saludar a sus admiradores e inaugurará una exposición donde se exhibirá el vestido, manchado de sangre, que llevaba cuando su autobús fue atacado.
"Es muy valiente y dura, luchando incluso después de que los talibán le dispararan en la cabeza", dijo Andrea, de 12 años, que estaba entre los miles de niños que esperaban saludar a la joven Malala en el centro de Oslo.
El premio también podría ayudar a la comisión noruega de Nobel a reparar su reputación, dañada por los polémicos premios de los últimos años, entregados a la Unión Europea y al presidente estadounidense, Barack Obama.
"Estoy muy segura de que también soy la primera que recibe el premio Nobel de la Paz que sigue luchando con sus hermanos pequeños", dijo Malala. "Quiero que haya paz en todos los lugares, pero mis hermanos y yo todavía estamos trabajando en ello".