
(Reuters) - Christian Mejía creyó que tendría una oportunidad de salir de un centro de detención de inmigrantes en una zona rural de Luisiana tras conseguir un abogado para que lo ayudara a pedir asilo, pero entonces fue puesto en cuarentena.
Un brote de paperas a comienzos de enero en el Centro de Procesamiento de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Pine Prairie, en Estados Unidos, dejó a Mejía y cientos de otros detenidos en la cárcel.
“Cuando hay un solo enfermo, todos pagan”, dijo Mejía, de 19 años, en una entrevista telefónica desde el centro de Pine Prairie, en la que relató sus semanas sin tener visitas y sin acceso a la biblioteca y al comedor.