WASHINGTON (Reuters) - El abrupto cambio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respecto a una crisis de inmigración se debió a la presión de miembros cercanos de su familia, amigos y legisladores que lo instaron a abandonar una política dura y profundamente impopular.
Tan recientemente como el lunes, Trump prometió seguir una política que llevó a la separación de las familias que cruzaban ilegalmente a Estados Unidos desde México.
El mandatario trató de culpar a los demócratas, diciendo que no habían trabajado con los republicanos y acusándolos de querer que los inmigrantes ilegales “inunden e infesten a nuestro país”. “Estados Unidos no será un campamento de inmigrantes. No seremos un centro para recibir refugiados”, dijo el lunes.