Amnistía Internacional informó que las ejecuciones de sentenciados a la pena capital disminuyeron un tercio a nivel mundial el año pasado, aunque el castigo aumentó en algunos países como Bielorrusia, Estados Unidos, Japón, Singapur y Sudán del Sur. China siguió siendo el país con la mayor cantidad de ejecuciones.
El número de personas ejecutadas cayó un 31% en 2018, alcanzando su nivel global mínimo en diez años; sin embargo, las muertes debidas a la pena máxima se incrementaron en Bielorrusia, Estados Unidos, Japón, Singapur y Sudán del Sur, según el informe anual sobre el tema presentado este miércoles por Amnistía Internacional.