Satao, uno de los elefantes más grandes del mundo y orgullo del parque nacional de Tsavo (Kenia), ha muerto por la acción de cazadores ilegales que emplearon flechas envenenadas para abatir al paquidermo, algo que habían intentado en anteriores ocasiones sin éxito, según ha informado el Fondo Tsavo para la protección animal en su web de Facebook.
El elefante fue hallado sin vida la primera semana de junio, según hizo saber el director ejecutivo del Fondo, Richard Moller, al diario 'The Guardian'. "Sabía por instinto que se trataba de Satao", ha declarado. El pasado mes de marzo, el paquidermo fue atendido de dos heridas "supurantes en su costado" producidas por flechas venenosas.
"Había una pequeña posibilidad de que me equivocara, así que esperé a verificar su muerte antes de hacerla pública", lamentó Moller, a sabiendas de que desde hacía semanas varias personas comenzaron a difundir los rumores de la muerte del animal.
El elefante, que según los responsables del parque gozaba de una gran inteligencia --hasta el punto de que se escondía habitualmente en los arbustos para ocultar sus inmensos colmillos de los cazadores-- fue supuestamente acosado por cazadores armados con gafas de visión nocturna, motocicletas y ballestas.
Los restos del paquidermo, de 50 años de edad, presentaban señales de mutilación y sus colmillos, como se esperaban los responsables del parque, habían desaparecido.
El Gobierno keniano estima que 97 elefantes han muerto este año por la acción de los cazadores ilegales. Fuentes consultadas por 'The Guardian' aseguran, no obstante, que la cifra real podría ser hasta diez veces mayor.
"La noticia de la muerte de Satao supone un día triste para Kenia. Son noticias devastadoras para los elefantes y para quienes cuidan de ellos. No hicimos lo suficiente para salvarle y estamos fallando a su especie", hizo saber el Fondo de Protección Tsavo en un escueto comunicado.