MONROVIA/DAKAR (Reuters) - Cuando un famélico paciente de ébola escapó del centro de tratamiento en Monrovia y tambaleó por el mercado lleno de gente en busca de comida, los allí presentes se dispersaron a su paso y expresaron su ira no contra él, sino contra la presidenta de Liberia.
Para muchos en este empobrecido país de África Occidental, el Gobierno de la presidenta Ellen Johnson Sirleaf no ha hecho suficiente para protegerlos del virus mortal. El ébola ha matado a más de mil personas en Liberia desde su aparición hace seis meses.
A lo largo de África Occidental, la cifra de muertos en el peor brote de ébola de la historia supera las 1.900 personas.
Los residentes aterrorizados dijeron que el paciente era el quinto en escapar en las últimas semanas de un hospital como el ELWA, actualmente corto de personal. Docenas miraron ansiosos como trabajadores con ropa de protección llevaron al paciente a un camión y lo llevaron de vuelta.
"Los pacientes están hambrientos, están muriendo de hambre. No tienen comida ni agua", dijo una mujer aterrorizada entre la gente. "El Gobierno necesita hacer más. Dejen que Ellen Johnson Sirleaf haga más!".
Ganadora de un premio Nobel de la Paz por su lucha en favor de los derechos de las mujeres, Johnson Sirleaf estaba logrando un progreso gradual en reconstruir Liberia tras la guerra civil de 1989-2003 cuando empezó el brote de ébola.
Sin embargo, ahora parece que está destinada a lidiar con las consecuencias del ébola los últimos dos años de su legislatura.
Alabada internacionalmente desde que se convirtió en la primera mujer en ocupar una jefatura de estado en África hace nueve años, la reputación de Johnson Sirleaf en su país ha mermado debido a un escaso progreso del nivel de vida. Algunos dicen que no está al corriente de los problemas de los emprobecidos liberianos.
La ex funcionaria del Banco Mundial de 75 años se enfrenta ahora a la ira por su gestión del ébola. Su Gobierno ha sido denunciado por causar escasez de alimentos y por imponer cuarentenas a comunidades afectadas, mientras que los trabajadores de la salud se han declarado en huelga después de que muchos de sus colegas muriesen.
La presidente también ha enfrentado críticas por enviar tropas para sofocar protestas en un barrio pobre de Monrovia, donde un niño de 15 años murió a causa de un disparo después de que los soldados abriesen fuego contra la multitud que trataba de salir de la cuarentena.
Los opositores han pedido la dimisión de Johnson Sirleaf, pero su Gobierno ha dicho que está haciendo todo lo posible, teniendo en cuenta los escasos recursos de los que dispone.