02 de septiembre, 2016. La foto del cuerpo sin vida de un niño sirio de tres años sobre la arena de una playa turca conmovió al mundo hace hoy justo un año. Alan Kurdi se ahogó junto a su madre y su hermano mayor cuando intentaban, como lo hicieron y lo siguen haciendo otros cientos de miles de personas, encontrar refugio en Europa.
Al recordar esa fecha, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) alertó que desde la trágica muerte del menor, más de 4,000 personas, entre ellas muchos niños como Alan, han muerto o han sido dadas por desaparecidas en el Mediterráneo, lo que equivale a un promedio de 11 al día.
Respecto a los que sí lograron alcanzar las costas europeas —cerca de 282,000 en lo que va de año—, el portavoz de ACNUR en Ginebra afirmó que “el número ha disminuido drásticamente, de unos 67,000 en enero a 3,400 en agosto, tras la implementación del acuerdo entre Turquía y la Unión Europea y el cierre de la ruta de los Balcanes”.
La agencia de la ONU advirtió que si bien la llegada de refugiados a Grecia ha disminuido, la ruta del norte de África hacia Italia continúa igual de activa y es cada vez más letal: una de cada 42 personas que se lanzan en esa travesía muere en el intento, más que el año pasado, cuando fallecía una de cada 52.
ACNUR reiteró su llamamiento a los gobiernos para que quienes huyen de sus países por la guerra, el hambre o la violencia puedan encontrar un refugio seguro a través de vías legales.