Días después de que unos 5 millones de personas se manifestaran en todo el mundo para exigir respeto por los derechos de las mujeres, el presidente de Estados Unidos Donald Trump restableció la “Ley Mordaza Global”, una destructiva política que amenaza la vida de las mujeres en todo el mundo. (Foto Manifestantes concentrados para la Marcha de las Mujeres en Washington D.C., EE.UU., el 21 de enero de 2017.)
Trump firmó una orden ejecutiva para restablecer una política que prohíbe que EE.UU. conceda asistencia internacional a organizaciones extranjeras involucradas de cualquier manera con el aborto –practicándolo, ofreciendo orientación, abogando por la reforma de la ley de aborto o proveyendo referencias a servicios médicos—, aún cuando lo hagan con fondos no estadounidenses. Bajo esta norma, las organizaciones serán descalificadas y no podrán recibir financiación estadounidense simplemente por utilizar sus propios fondos, no estadounidenses, para proporcionar servicios e información relacionados con el aborto que sean legales en su país de origen y en EE.UU. Desde que la norma entrara en vigor por primera vez en la década de 1980, todos los presidentes demócratas la han rescindido, mientras que todos los presidentes republicanos la han vuelto a imponer.
Esta dañina política restringe las opciones de las mujeres y promueve la censura de opciones esenciales de salud en clínicas de todo el mundo, en un momento en que los estudios estiman que entre el 8 y el 18 por ciento de la mortalidad materna se debe al aborto inseguro. Esta norma significa que una mujer que busque atención médica en un centro de salud financiado por EE.UU. tenga prohibido incluso recibir información sobre opciones que podrían salvarle la vida. También significa que los defensores de derechos humanos que ven cómo las mujeres en su país mueren a causa de abortos inseguros no puedan levantar la voz y exigir una reforma sin perder la asistencia de EE.UU.
Esta política contribuirá a embarazos no deseados, abortos inseguros y la muerte de mujeres. No se trata de una conjetura. Human Rights Watch ha documentado durante mucho tiempo lo que ocurre cuando el aborto es muy restringido y los proveedores de atención médica no pueden ofrecer una atención de salud reproductiva integral.
En entrevistas con mujeres y proveedores de salud alrededor del mundo, hemos escuchado angustiosos testimonios de médicos que tienen que ver morir a mujeres que podrían haber salvado, de mujeres que ponen sus vidas en riesgo con abortos clandestinos, de familias que perdieron a seres queridos por un aborto inseguro y de clínicas que luchan por conseguir financiación para satisfacer la demanda de atención de salud reproductiva. Nosotros, junto con otros, investigaremos y expondremos el impacto nocivo que esta política discriminatoria y letal tendrá sobre las mujeres en los próximos años.
Puede que el presidente Trump tenga el poder para ordenar políticas destructivas, pero no puede amordazar el movimiento mundial por los derechos y la salud de las mujeres.