Washington, 15 may (EFE).- La gobernadora del estado de Alabama, la republicana Kay Ivey, rubricó este miércoles la polémica ley que prohíbe el aborto en ese territorio sureño y desafía así la legalidad de esta práctica en Estados Unidos, consagrada en un fallo del Tribunal Supremo de 1973.
El Legislativo de Alabama aprobó anoche esta ley, que prohíbe el aborto incluso en casos de violación e incesto, solo permitiéndolo cuando la salud de la madre esté en grave peligro, y que contempla penas de entre 10 y 99 años de cárcel para las personas que lo practiquen.
Los demócratas introdujeron durante un debate una enmienda para que el texto permitiese el aborto en los casos de violación e incesto, pero fue rechazada por 21 votos a 11.
Los promotores del proyecto son conscientes de que la ley no entrará por ahora en vigor ya que contradice el fallo del Tribunal Supremo de 1973 conocido como "Roe v. Wade", que legalizó la práctica del aborto en todo el país.
Su objetivo, sin embargo, es iniciar una batalla legal que lleve la nueva norma hasta el Alto Tribunal para que sus magistrados puedan reconsiderar el fallo de 1973 y por lo tanto la legalidad del aborto en EE.UU.
"Podemos reconocer que, al menos a coto plazo, esta ley también será inaplicable", dijo en un comunicado la gobernadora.
"Como ciudadanos de este gran país, siempre debemos respetar la autoridad del Tribunal Supremo de EE.UU., incluso cuando no estemos de acuerdo con sus decisiones", añadió Ivey, en referencia al fallo "Roe v. Wade".
"Los impulsores de esta ley creen que es hora de que el Tribunal Supremo examine, una vez más, este importante asunto, y creen que esto (la aprobación de la nueva norma) puede provocar la mejor oportunidad para que ocurra", concluyó la gobernadora.
En EE.UU. el aborto es legal en la práctica desde que en 1973 el Tribunal Supremo declaró inconstitucional cualquier interferencia del Estado en la decisión de la mujer sobre el embarazo.
En los últimos años, sin embargo, el movimiento conservador ha tratado de que el Alto Tribunal, de mayoría derechista, vuelva a estudiar su constitucionalidad para revertir la decisión de 1973.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y los nombramientos en el Supremo de los jueces conservadores Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh han supuesto espranzas renovadas para los que anhelan su prohibición.
Mientras tanto, el Partido Republicano ha tratado de sortear ese fallo aprobando normas que obstaculizan el acceso al aborto amparadas en los derechos religiosos y la salud de las mujeres.
Trump, además, ha retirado la financiación pública a las clínicas de planificación familiar que ofrecen abortos, una medida dirigida sobre todo a Planned Parenthood, la mayor de estas organizaciones en el país contra la que los conservadores tienen una cruzada.
Fotografía cedida por la Oficina del Gobernador de Alabama que muestra a la gobernadora, Kay Ivey, mientras firma el proyecto de ley que prohíbe el aborto en Alabama (EE.UU.). EFE