Anthony Banbury y el enviado especial de la ONU para el ébola, David Nabarro, rindieron un informe a los Estados miembros de Naciones Unidas en la sede de la Organización en Nueva York.
Ambos destacaron los avances logrados hasta el momento en cuanto a la diseminación del virus, pero advirtieron que las cifras reales podrían no ser tan alentadoras puesto que hay muchos casos no reportados.
En este sentido, insistieron en la urgencia de no bajar la guardia y mantener el apoyo internacional.
Banbury se refirió a los desafíos que afrontan tanto los gobiernos de los países afectados como la UNMEER frente a una enfermedad tan esquiva y de rápida transmisión como el ébola.
“Uno de los grandes retos es conseguir buena información, saber dónde tenemos que estar. Necesitamos actuar de una forma en que no persigamos el padecimiento, sino que nos adelantemos a él. El ébola es un enemigo feroz y no le ganaremos yendo detrás, debemos adelantarnos”, puntualizó.
Explicó que para ello la Misión precisa mayor dispersión geográfica y más movilidad, así como una capacidad rápida de respuesta.
En cuanto a las principales necesidades de la UNMEER para continuar su labor, Banbury señaló que requiere más personal para desplegarlo en los distritos donde está presente la enfermedad.
Además, dijo que hacen falta más centros de tratamiento, más socios en el terreno para gestionar esos centros, más vehículos para movilizar a los equipos y dinero.
Pero, sobre todo, lo que más se necesita es apoyo y solidaridad para los gobiernos y pueblos de Liberia, Guinea y Sierra Leona, debemos hacer más de lo que estamos haciendo ahora, subrayó Banbury.