Cada año, cerca de 1 millón de mujeres contraen la infección por el VIH y solo la mitad de las mujeres que viven con el VIH tienen acceso a los tratamientos que salvan vidas, por lo que actualmente el sida es la principal causa de muerte en todo el mundo para las mujeres con edades comprendidas entre los 30 y los 49 años.
GINEBRA, 8 de marzo de 2017. En el Día Internacional de la Mujer, ONUSIDA ha publicado un nuevo informe sobre la necesidad de aumentar urgentemente los servicios de prevención y tratamiento del VIH para las mujeres y las niñas. El informe, When women lead, change happens, revela que, a nivel mundial en 2015, había 18,6 millones de mujeres y niñas viviendo con el VIH, 1 millón de mujeres y niñas contrajeron la infección del VIH y 470.000 mujeres y niñas fallecieron por causa de enfermedades relacionadas con el sida.
“Las mujeres están encabezando el cambio en lo que respecta al aumento de la demanda de servicios de salud y servicios relacionados con el VIH, así como del acceso a estos. Este movimiento debe crecer para hacer posible que las familias prosperen, que las sociedades avancen y que las economías progresen”, afirmó Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA. “Los derechos de la mujer son derechos humanos, sin excepciones”.
El informe revela que las mujeres son más vulnerables al VIH que los hombres. Se ha demostrado que la violencia doméstica y los abusos sexuales aumentan el riesgo de que las mujeres contraigan el VIH. Los datos indican que, en entornos con una prevalencia elevada del VIH, las mujeres que sufren violencia infligida por la pareja tienen hasta un 50% más de probabilidades de contraer el VIH.
La falta de acceso a servicios de enseñanza y salud, y la falta de poder de decisión también contribuyen a la vulnerabilidad de las mujeres al VIH. Únicamente en un 30% de los países del mundo las cifras correspondientes a las niñas y los niños que asisten a escuelas de enseñanza secundaria superior son las mismas; en África Occidental y en África Central, solo un tercio de las mujeres jóvenes, con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, aseguran tener la última palabra en lo que respecta a su propia atención sanitaria. En Botswana se ha demostrado que cada año escolar adicional reduce el riesgo de infección por el VIH en un 11,6% entre las niñas.
“El riesgo de infección del VIH de las mujeres se compone de factores estructurales, biológicos y de comportamiento”, aseguró el Sr. Sidibé. “Todas las niñas deberían tener la oportunidad de continuar en la escuela, todas las mujeres jóvenes deberían tener poder de decisión sobre su propia salud sexual y reproductiva, y todas las mujeres y niñas deberían tener la posibilidad de protegerse frente al VIH”.
En la Declaración Política de las Naciones Unidas de 2016 destinada a poner fin al sida, los países se comprometieron a reducir la cantidad de infecciones nuevas por el VIH entre las adolescentes y las mujeres jóvenes de 390.000 en 2015 a menos de 100.000 en 2020, a fin de garantizar que las personas jóvenes tengan las competencias, los conocimientos y las capacidades pertinentes para protegerse frente al VIH, y que el 90% de las personas jóvenes que lo necesiten tengan acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y a opciones de prevención combinada del VIH para 2020. Los países también se comprometieron a conseguir que el 90% de las mujeres que viven con el VIH conozcan su estado, que el 90% de las mujeres que viven con el VIH y conocen su estado tengan acceso al tratamiento, y que el 90% de las mujeres en tratamiento hayan suprimido la carga vírica para 2020. Estas iniciativas permitirán a los países poner fin a la epidemia de sida como una amenaza para la salud pública para 2030, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Para alcanzar las metas harán falta iniciativas intensificadas y conjuntas. La combinación de distintos cambios estructurales y de los servicios de salud sobre la base de información será fundamental. Esto implica asegurarse de que las niñas puedan ir a la escuela y permanecer en ella, reformar las leyes punitivas y discriminatorias, y empoderar a las mujeres y niñas desde un punto de vista económico y social para que tengan un control pleno de sus derechos en materia de salud sexual y reproductiva.
También se deben integrar los servicios de salud. Poner distintos servicios integrados de salud sexual y reproductiva a disposición de las mujeres jóvenes y las adolescentes, sin discriminación y sin necesidad de consentimiento de los padres, mejora el acceso a los servicios relacionados con el VIH y las enfermedades asociadas, como la tuberculosis, la hepatitis y el cáncer de cuello uterino.
ONUSIDA está trabajando con numerosos asociados, como diferentes gobiernos, la sociedad civil, el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida y el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria con el fin de que las mujeres y las niñas de todo el mundo estén capacitadas y facultadas para protegerse ante el VIH, y de que todas las mujeres y niñas que viven con el VIH tengan acceso inmediato al tratamiento.