Washington, 4 may (EFE).- La Agencia Antidroga de EE.UU. (DEA) anunció hoy la suspensión del permiso para la distribución de sustancias "controladas" a la farmacéutica Morris & Dickson por la venta de opiáceos de forma ilegal, al considerarlo un probable "peligro para la sanidad pública".
La institución estadounidense tomó la decisión de suspender temporalmente la licencia después de detectar una gran cantidad de entregas "sospechosas" a farmacias "independientes", según informó en un comunicado.
La investigación realizada por la DEA concluyó que el centro de distribución de productos farmacéuticos no notificó correctamente estos pedidos, lo que implicó una vulneración de la ley por parte de la empresa.
En concreto, los opiáceos en cuestión fueron la oxicodona y la hidrocodona -un derivado de la codeína-, adquiridos por estos locales independientes en cantidades muy superiores a la media, hasta seis veces más de lo normal en el país.
De este modo, en octubre de 2017, la agencia observó un alto volumen de venta de estas dos sustancias controladas por parte de Morris & Dickson a cinco de las diez farmacéuticas que más producto adquieren del estado de Luisiana.
Sin embargo, la compañía no había notificado ningún tipo de comportamiento sospechoso de estos vendedores a pesar de que las pesquisas de la DEA indicaron que el nivel de adquisición de opiáceos de estos centros no reflejaba el existente en el mercado.
Estas farmacias, calificadas como "independientes", encargaban cantidades de oxicodona e hidrocodona que en algunos casos superaban a la combinación de todas las grandes cadenas de farmacias en su zona, multiplicando por diez la media mensual del estado.
"La investigación de la DEA sobre Morris & Dickson determinó que el continuo registro de esta compañía constituye una probabilidad sustancial de peligro inminente para la sanidad y seguridad pública", se lee en el comunicado.
Tras la suspensión anunciada hoy, la empresa tendrá un plazo de sesenta días para una audiencia administrativa, tras la que la DEA tomará una decisión final.
La suspensión se produce en un contexto de crisis de opiáceos en Estados Unidos, donde más de cuatro millones de estadounidenses son adictos a analgésicos de prescripción médica -de los que 250.000 son adolescentes- y la sobredosis se ha convertido en la causa más común de muerte violenta en EE.UU., por encima de los accidentes de tráfico o las armas, según la DEA.
Según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), 64.000 personas murieron en 2016 por sobredosis de opiáceos (incluida la heroína) en Estados Unidos, lo que supone el fallecimiento de 175 estadounidenses al día y siete víctimas mortales cada hora. :: EFE USA