La Audiencia de Lüneburg (centro de Alemania) comenzó el juicio contra Oskar Gröning, el denominado "contable de Auschwitz", acusado de complicidad en el asesinado de 300.000 personas como encargado de confiscar las pertenencias de los deportados que llegaban al campo de concentración y exterminio.
"Para mí es indiscutible que moralmente fui cómplice", dijo el acusado Oskar Gröning, de 93 años, al comienzo del que podría ser uno de los últimos grandes procesos a criminales de guerra nazis.
Gröning admitió haber tenido conocimiento ya a su llegada al campo en 1942 de que los judíos estaban siendo asesinados en cámaras de gas.
"Pido perdón. Ustedes deberán resolver la cuestión de la culpa penal", expresó en dirección a los jueces.
La fiscalía de la ciudad de Hannover acusa a Oskar Gröning de haber trabajado en la plataforma ferroviaria a la que llegaban trenes cargados de presos a Auschwitz. Su papel era eliminar el equipaje que dejaban, registrar su contenido, separar el dinero y enviarlo a la central de las SS en Berlín, según la acusación.
Apodado por la prensa como "el contable de Auschwitz", Gröning apareció en el tribunal de Luneburgo caminando ayudado por un andador. El proceso en la ciudad del norte alemán, acompañado por una enorme expectativa mediática, comenzó con media hora de retraso. Hasta el 29 de julio habrá 27 días de audiencia.
Maquinaria de exterminio
Los fiscales consideran que el acusado ayudó con su trabajo al funcionamiento de la maquinaria de exterminio nazi en Auschwitz. Además creen que era consciente de que los presos catalogados como "no aptos para trabajar" -en su inmensa mayoría judíos- eran enviados a las cámaras de gas directamente tras su llegada al campo.
Gröning puede ser juzgado 70 años después de la liberación de Auschwitz-Birkenau gracias a que desde 2011 la Justicia ya no exige pruebas de una implicación directa en crímenes para iniciar procesos de este tipo: basta con que el acusado haya trabajado en un campo para que se considere que colaboró a su maquinaria de exterminio.
Entre los 60 querellantes hay varios supervivientes y familiares de víctimas del tristemente célebre campo de exterminio. Los días previos al juicio aseguraron que les importa menos la condena -que podría ser de hasta tres años de prisión- que el hecho de que se haga justicia.
El campo de Auschwitz-Birkenau, creado por los nazis en el sur de Polonia tras invadir el país en 1939, está considerado el símbolo mayor y más dramático del Holocausto. Más de un millón de personas fueron ejecutadas en sus instalaciones, la mayoría judíos, hasta su liberación por las tropas soviéticas el 27 de enero de 1945.