El niño de seis años parece confundido y asustado ante la nube de periodistas apostados ante la prisión indonesia donde visita, quizá por última vez, a su madre, una filipina que será ejecutada por narcotráfico.
Mary Jane Veloso, de 30 años, ya le explicó a sus hijos Mark Darren, de seis años, y Mark Danielle, de 12, que no volverá a casa.
"Si mamá no vuelve a casa, sólo piensa que mamá está en el cielo" les dijo, según cuenta su hermana mayor, Marites, en el puerto de Cilacap, el acceso a la isla prisión de Nusakambangan, donde la filipina y otros siete condenados a muerte (de Australia, Brasil y Nigeria) esperan a ser ejecutados, probablemente, el miércoles.
Los dos hijos de Veloso viajaron con sus familiares, algunos de los cuales nunca habían subido a un avión, desde una pobre comunidad del norte de Manila para oír un mensaje casi imposible de aceptar.
Las autoridades indonesias condenaron a la filipina por tráfico de heroína en 2009, pero ella siempre ha asegurado que su único error fue caer en la trampa de una red criminal, que amenaza con matar a su familia si habla.
Su caso ha suscitado una honda conmoción en su país, causando incluso manifestaciones delante de la embajada indonesia en Filipinas. Hasta el campeón de boxeo Manny Pacquiao, que se está entrenando en Los Ángeles para uno de los combates más esperados de la historia, pidió este lunes al presidente de Indonesia, Joko Widodo, que le perdonara la vida a su compatriota.
- Aferrados a la esperanza -
La familia de Veloso se aferra a la esperanza de ver aplazada su ejecución, pero sus esfuerzos parecen cada vez más desesperados.
Aunque la mayoría de los indonesios ve con buenos ojos que se condene a muerte a los narcotraficantes, el caso de Veloso ha conmovido a parte de la población, por el hecho de que muchos criados indonesios también fueron ejecutados mientras trabajaban en el extranjero.
Sus familiares lloraban y se preparaban a acudir a Nusakambangan, cuando aparecieron varias personas con banderas que rezaban 'Salvad a Mary Jane', pidiéndoles que no perdieran el ánimo.
El mensaje no le servirá de consuelo a Celia Veloso, la madre de Mary Jane, cuyos llamamientos para salvar la vida de su hija suenan cada vez más desesperados.
"Dice 'mi hija es inocente... no es fácil perder a alguien como ella'", cuenta el padre Harold-Toledano, un cura filipino que acompaña a la familia.
"Me gustaría decirle que sólo Dios tiene derecho a tomar la vida de alguien", declaró Marites Veloso, la hermana de Mary Jane, en un mensaje para el presidente Widowo.
Marites teme por sus sobrinos, que juegan alegremente con sus coches de juguete en el hotel, ajenos a la desesperación de su familia y a los diplomáticos que se agitan a su alrededor.
Varios diplomáticos y numerosos familiares de los dos condenados australianos, Myuran Sukumaran y Andrew Chan, también se apresuraron a visitarlos después de que Yakarta notificara que su ejecución es inminente.
Ambos eran integrantes de una red de narcotráfico conocida como los 'nueve de Bali'.
Este lunes, uno de sus abogados, Todung Mulya Lubis, salió de la cárcel con un autorretrato de Sukumaran, un aficionado a la pintura, que se titula 'The second last day' ('El segundo último día').