Berlín, 6 sep (EFE).- El Ejecutivo alemán y los gobiernos de los 16 estados federados han visto durante este fin de semana incrementado el reto logístico y político que implica el flujo de refugiados con la llegada masiva de peticionarios de asilo procedentes de Hungría. (Tres voluntarias alemanas esperan con un cartel de bienvenida a los refugiados que llegaron en tren a la Estación Central de Fráncfort del Meno procedentes de Austria, en Fráncfort (Alemania). EFE)
Las cifras siguen en aumento y las autoridades austríacas aseguran que por su territorio han pasado entre ayer y hoy cerca de 13.000 refugiados con destino a Alemania.
El principal foco es la estación de Múnich, adonde llegan la mayoría de los trenes, lo que hace que las autoridades de la capital bávara se hayan visto obligadas a reaccionar rápidamente para acoger a los recién llegadas.
En el curso de menos de 48 horas se adaptaron dos salas del pabellón de ferias como centro de acogida, así como otro viejo pabellón no lejos de la estación.
Además, se creo un plan para repartir a parte de los refugiados que han ido llegando en los distintos centros de acogida de Múnich y de Baviera.
En otros casos, se ha acordado con otros estados federados el traslado inmediato a otros lugares del país.
Muchos esperaban un caos que no se ha dado y la mayor parte de la gente ha recibido a los refugiados este fin de semana, tanto en Múnich como en otros lugares del país, con voluntad de ayudar.
Dos intentos de grupos de ultraderecha de recibir a los refugiados con protestas xenófobas, uno en Múnich y otro en Dortmund, fracasaron, en parte debido a la resistencia de la mayoría de la población y en parte a la acción de la policía.
En Dortmund, donde 30 neonazis intentaron manifestarse, la policía les impidió llegar a la estación, aunque luego tuvo que protegerlos en su retirada cuando fueron atacados por contramanifestantes de izquierdas.
En términos generales, los comentarios de lo ocurrido ahora hasta el fin de semana apuntan a que la llamada "Alemania clara" -la de la gente que recibe con aplausos y regalos a los refugiados- se ha impuesto sobre la "Alemania oscura" de los xenófobos y los neonazis.
El gobierno bávaro, sin embargo, ha tenido que hacer frente a la tarea pese a discrepar con la decisión de la canciller Angela Merkel de abrir las fronteras.
El secretario general de la Unión Socialcristiana (CSU), Andreas Scheuer, dijo que dentro de la cúpula del partido, que gobierna con mayoría absoluta en Baviera, hay unanimidad en que ha sido una decisión equivocada.
"Alemania no puede resolver en solitario los problemas de migración de este mundo", dijo Scheuer, cuyo partido es considerado como el ala bávara de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel.
El gobierno bávaro ha celebrado pese a ello la disposición a ayudar de la gente, aunque también ha reclamado una solución europea para la crisis.
De momento, muchas veces parece haber euforia por el hecho de que el país haya asumido el reto, pero también hay temores de que el flujo de refugiados haga que resurjan temores que puedan ser aprovechados por grupos de ultraderecha.
Pese a que este fin de semana Alemania ha mostrado ante todo su rostro luminoso, no se puede olvidar que en el año ha habido 200 ataques a hogares de refugiados -aunque la mayoría de ellos vacíos- y que no hace mucho todos los lunes un movimiento xenófobo llamado Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) se tomaba las calles de Dresde.
Todo eso, la llamada "Alemania oscura", ha hecho recordar a muchos lo que ocurrió a comienzos de la década de 1990, cuando también hubo una ola de ataques xenófobos que se cobró incluso víctimas mortales.
Sin embargo, también muchos apuntan a que el ambiente es otro. En 1991, en su declaración de gobierno, Helmut Kohl decía que Alemania no era un país de inmigrantes ni lo sería nunca y, frente a la crisis de refugiados de ese momento, dijo en otra ocasión que "el bote está lleno".
Hoy nadie duda de que Alemania sea un país de inmigrantes y quien diga la frase de que el bote está lleno sería catalogado inmediatamente como alguien de ultraderecha.
En parte, sin duda, eso se debe a que ahora a Alemania le va mejor que en los años noventa, lo que le ha permitido decir a la ministra de Trabajo, Andea Nahles, que todo refugiado que quiere trabajar a mediano plazo encontrará empleo.
Queda Pegida. Y las dudas de los conservadores de la CSU. Pero también frases emblemáticas de quienes siempre han defendido a los peticionarios de asilo como "ninguna persona es ilegal" o "todo ser humano es extranjero, casi en todas partes". EFE México :: Mundo