Sao Paulo (EFE). Los estados de Sao Paulo, con tres óbitos, y Espírito Santo, con uno, reportaron el lunes (30 de enero) sus primeras muertes confirmadas por causa de la fiebre amarilla en lo que va del año, elevando así a 46 el número de víctimas mortales por el brote que tiene en alerta a algunas regiones de Brasil.
El más reciente boletín del Ministerio de Salud, divulgado este lunes, indicó que a las 42 muertes registradas en Minas Gerais hasta la semana pasada se sumaron las tres de Sao Paulo y la otra de Espírito Santo, los tres estados de la región Sudeste, la más rica y poblada del país.
Existen también casos sospechosos de la enfermedad en Mato Grosso do Sul (occidente) y Bahía (nordeste), mientras los que estaban en fase de investigación en el Distrito Federal de Brasilia y Goiás, ambos en la región central, fueron descartados.
En total, Brasil registra en el primer mes del año 568 casos sospechosos, de los cuales 430 permanecen en investigación, 130 fueron confirmados y 31 descartados.
El nuevo reporte, además, apuntó que de las 113 muertes que se sospechan fueron causadas por la enfermedad, 46 de ellas fueron confirmadas y 64 siguen en investigación. Las otras tres se descartaron.
El Ministerio de Salud aumentó las existencias de la vacuna y envió 7,5 millones de dosis extras a las regiones afectadas, casi la mitad de ellas a Minas Gerais, que tiene 55 municipios en alerta y donde se registran 509 de los casos sospechosos.
Los especialistas distinguen dos tipos de fiebre amarilla que se diferencian por el mosquito transmisor: la silvestre -transmitida por el Haemagogus y el Sabethes, que ataca principalmente a los monos- y la urbana, que transmite el aedes aegypti, el vector del dengue, el zika y el chikunguña.
Según datos oficiales, los últimos casos de fiebre amarilla en ciudades brasileñas se registraron en 1942, en el estado de Acre.