YAKARTA/HANÓI, 30 ene (Reuters) - El brote de coronavirus ha avivado una ola de sentimiento antichino en todo el planeta: desde tiendas que impiden el ingreso de turistas chinos, insultos en la web que se mofan del su consumo de carne de animales exóticos y sorpresivos controles de salud a trabajadores chinos en el extranjero.
El virus, que surgió en China, ya llegó a más de una decena de países, muchas de ellas en el sudeste asiático y que tienen una relación complicada con China.
En Francia, un diario fue criticado por un titular que hablaba de la “alerta amarilla”, replicando la antigua metáfora racista de “peligro amarillo” usada para generar miedo a la influencia asiática. En Canadá, autoridades y escuelas han advertido en contra de la discriminación de sinocanadienses.
“Los supuestos sobre los orientales, más la desconfianza política, más los temores sanitarios son una combinación bastante poderosa”, afirmó Charlotte Setijadi, antropóloga y docente en la Singapore Management University.
Las autoridades chinas han dicho que el virus surgió de un mercado que vendía ilegalmente carne de animales salvajes, provocando burlas en las redes sociales sobre la demanda china por animales e ingredientes exóticos para la medicina tradicional.
“Dejen de comer murciélagos”, escribió un tuitero en Tailandia, el principal destino del turismo chino. “No es raro que los chinos estén creando enfermedades nuevas”, afirmó otro internauta del mismo país en un video que mostraba a un hombre comiendo carne cruda.
El Ministerio de Relaciones Exteriores chino no respondió inmediatamente a una solicitud para que se refiriera al tema. Pekín ha dicho que el brote no debería politizarse.
“Dado que nuestro país está empezando a experimentar el contagio (...) no aceptamos a huéspedes procedentes de China”, rezaba un cartel en inglés fuera del hotel Danang Riverside en la ciudad vietnamita del mismo nombre. Autoridades ordenaron al hotel que retirara el aviso, indicó la gerencia del recinto en una publicación en Facebook.
Vietnam, que sufrió la ocupación china hace siglos y que mantiene con Pekín una disputa territorial en el Mar de China Meridional, tiene relaciones particularmente tensas con China.
Y no es el único en la región.
Más de un 60% de quienes contestaron una encuesta entre funcionarios, académicos y otros profesionales en el sudeste asiático dijo que desconfiaba de China. Casi un 40% declaró que pensaba que China era “una potencia revisionista y que quiere meter al sudeste asiático dentro de su esfera de influencia”.