Washington, 3 may (EFE).- El presidente de EEUU, Donald Trump, parece sentir un respeto especial por los líderes autoritarios, a los que se ha acercado desde que llegó al poder sin dejar que las preocupaciones sobre derechos humanos, un pilar tradicional de la política exterior estadounidense, empañen esas relaciones.
La atracción de Trump hacia los líderes con tendencias autócratas quedó patente con sus constantes halagos durante la campaña electoral del año pasado al presidente ruso, Vladímir Putin.
Pero desde que llegó al poder, Trump ha ampliado esa lista con su acercamiento al presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi; al líder de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y al mandatario filipino, todos ellos criticados por organismos de derechos humanos y tratados con cierta frialdad por el anterior Gobierno de EEUU.