“El agua y la energía”
22 de marzo de 2014
El agua es esencial para la vida, y es el denominador común de todos los retos del desarrollo sostenible. Necesitamos agua para producir alimentos. Necesitamos agua para producir energía. Mejorar el acceso al agua significa también que millones de niñas puedan ir a la escuela en lugar de tener que andar kilómetros para llegar al pozo. Significa mejorar la salud materna, reducir la mortalidad infantil, preservar el medio ambiente.
Debemos entender mejor las complejas interacciones entre recursos que guardan relación entre sí como el agua, la alimentación y la energía. Y debemos reconocer que es imposible ordenar esos recursos de forma sostenible si los tratamos de manera aislada. Toda forma de producción de energía incide en la cantidad y la
calidad del agua disponible. Las decisiones adoptadas en un sector repercuten en el otro, para bien y para mal. Así, por ejemplo, el informe mundial sobre el agua que hoy se presenta confirma que las poblaciones que carecen de electricidad son las mismas que carecen de agua. Y no es por casualidad: se necesita agua
para producir energía y se necesita energía para el saneamiento y el suministro de agua. Ambas son indispensables para el bienestar y para el desarrollo sostenible.
La sostenibilidad se basa en nuestra capacidad para entender todas estas interrelaciones y para formular políticas más adecuadas, capaces de abordar los recursos interconectados de forma más integrada. El reto es tanto mayor cuanto que la demanda de agua y de energía aumenta de manera espectacular, en
particular en las economías emergentes, donde la agricultura, la industria y las ciudades se desarrollan a un ritmo vertiginoso. Debemos encontrar los medios para garantizar un acceso al agua y a la energía en calidad y cantidad suficientes, de forma sostenible.
La sostenibilidad depende también de que se mejore la cooperación entre todas las partes de que se trata -responsables políticos, científicos y empresas públicas o privadas-, que, a pesar de depender unas de otras, con demasiada frecuencia se ignoran. En 2013 se dieron pasos importantes con el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua. Asimismo, la iniciativa sobre el saneamiento lanzada por el Sr. Jan Eliasson, Vicesecretario General de las Naciones Unidas, insta a fortalecer la acción colectiva para mejorar la gestión de los desechos y las aguas residuales. La falta de saneamiento acarrea consecuencias catastróficas, especialmente para los niños, y la clave del problema tiene que ver también con la energía.
En el planeta hay agua suficiente para todos. Lo que aún nos falta es una mejor gobernanza y la valentía colectiva para llegar a acuerdos equitativos, que deben basarse en los resultados de la investigación y en datos fiables. La UNESCO seguirá poniendo sus recursos al servicio de esta causa, en particular nuestro Programa Hidrológico Internacional, el Instituto de Delft para la Educación relativa al Agua, los centros y cátedras especializados en el agua, los datos del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos… Todos ellos pueden contribuir a fortalecer las capacidades, profundizar la investigación y compartir las buenas prácticas. Juntos podremos integrar mejor el agua y el saneamiento, y el vínculo entre el agua y la energía, como resortes positivos para el desarrollo sostenible.
Irina Bokova
Sitio UNESCO
http://unesdoc.unesco.org/images/0022/002267/226762s.pdf